Los adeptos a la brujería consagran los utensilios y
sustancias rituales como el agua, vino, pastas y bollos. La mayoría de las religiones
hacen lo mismo, pero en Wicca hay diferencias importantes.
Primero a causa del énfasis Wiccano en la polaridad
masculino-femenino, la consagración se lleva a cabo normalmente por un hombre y
una mujer (excepto para los practicantes solitarios) y segundo, el derecho
a consagrar no está limitado a un
sacerdocio como una clase aparte, porque cada brujo o bruja está considerado
como sacerdote o una sacerdotisa, se considera que el poder de consagrar es
inherente al ser humano, y es efectivo si se hace con sinceridad.
Las consagraciones tienen 2 objetivos básicos. El primero;
El psicológico, convertir el utensilio o sustancia en algo especial y así
modificar la actitud hacia ella, que a su vez fortalece su confianza, la imaginación
y la fuerza de voluntad en cualquier ritual que se utilice.
El segundo objetivo puede llamarse psicológico/mágico o
astral. Los brujos y las brujas creen que cada objeto material posee “cuerpos”
en otros niveles, y que igual que un objeto material puede alterarse,
decorarse, tallarse, mejorarse, cargarse de electricidad estática o sufrir
cualquier modificación. Así también un cuerpo astral puede resultar alterado o
activamente benéfico. Una acción deliberada de este tipo incluye la consagración
o el exorcismo. Las emociones son fuente poderosa de energía que no se ve.
Los rituales de consagración deben hacerse dentro de un círculo mágico, incluso si solo
se consagrara agua con sal, por lo menos habrá que trazar un circulo mental
alrededor.